Aunque Internet quitó a los periodistas el monopolio de la expresión pública, contribuye a la entrada de la información y del periodismo en una realidad estable y organizada, sostiene el ensayista francés Jean-Francois Fogel.
En su artículo Veinte apuntes sobre el ciber-Leviatán, Fogel cita la lista de los cuatro grandes adversarios del periodismo (escasez de fuentes, fuerza del poder, riesgo a la censura y estado de ánimo de la opinión pública), enumeradas por Furio Colombo en su libro Últimas noticias sobre el periodismo.
Añade que, de acuerdo con esas circunstancias, Colombo concluía de manera lógica con una definición que sobrevive al encuentro con esos cuatro adversarios: “Noticia es algo que alguien quiere ocultar”.
Sin embargo, Fogel considera que Internet alcanza como medio de comunicación un nivel donde ahora todo funciona al revés: abundancia obscena de las fuentes: “siempre hay en la red alguien que dijo lo que queremos oír”; el poder político, económico, etc., puede gritar su mensaje en el mundo entero, amplificando el caos ruidoso de la red; la censura es matemáticamente imposible en una red abierta, y la opinión pública ya no tiene ánimo sino sitios favoritos y conexiones.
“La noticia en el ciberespacio no es algo que se oculta, sino un dato o un hecho que alguien rescata del caudal de informaciones, sin esperanza alguna sobre la posibilidad de sobrevivencia del contexto de la recepción en una red peor que el río de Heráclito”, donde todo fluye.
Y añade:
“Ahora no hay diferencia entre nosotros y el río de nuestras informaciones. Somos parte del ciberLeviatán, soberano sobrecargado por toda la información del mundo”.
Internet es el mayor repositorio de información ideado por el hombre, al mismo tiempo que la apoteosis de lo instantáneo, todo lo cual ofrece un amplísimo abanico de posibilidades para la investigación periodística. Y esto, por supuesto, hizo surgir la necesidad de replantear la manera de hacer periodismo.
El ex director de The Washington Post Ben Bradlee afirma que en el periodismo que se hace actualmente las preguntas han cambiado con respecto a las que se formulaban antes, sobre todo a causa de Internet, que supera con creces la instantaneidad de las noticias por televisión.
Considera que la cantidad de noticias frescas es ahora menor en los diarios y que eso significa algo. Por ejemplo, en la primera página de The Washington Post aparecen noticias que ya se conocen, o por Internet o por la televisión.
“No estamos aportando nuevas historias, nuevos hechos... Por eso tenemos que concentrarnos en el significado de esos hechos que ya no damos nosotros en primer lugar; tenemos que saber si son importantes, si influyen en la historia, qué pasará en el mundo si se consolidan... Tenemos que saber eso y contarlo. Esa es nuestra función ahora”, dice el maestro del periodismo.
El columnista de The New York Times Alan Riding afirma que los medios son cada vez más avanzados, pero que el mensaje es cada vez más trivial.
Coincidimos en que Internet lo ha cambiado todo y hay que vivir con ello. Pero también podemos exigir que los estándares de Internet sean buenos. “Y hay aspectos que lo son. Pero hay mucho loco también”, advierte Bradlee.
Con todo, parece sensato confiar en que esos estándares serán cada vez más precisos, ordenados y confiables, gracias al esfuerzo de mucha gente.
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Buen artículo. Aunque tú lo abordaste desde una óptica diferente a la mía, se pueden ver coincidencias en las conclusiones.
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